Existen numerosos tipos de copas; más grande o pequeña, con el balón más o menos amplio, la boca más o menos estrecha, el tallo más corto o más largo, etc.
Estos detalles que parecen no tener mucha importancia son los fundamentales para la cata de un vino. La elección de una copa adecuada puede cambiar nuestra percepción durante la cata de un vino, ya sea en el color, el aroma, el sabor, etc.
Las diferencias pueden ser tan grandes que incluso una persona menos experimentada en el mundo de la cata podría percibir. De hecho, existe una base científica realizada por la familia Riedel que demuestra tales diferencias. Riedel es una empresa austriaca dedicada al trabajo con el cristal desde 1956.
Elementos clave que actúan sobre la percepción del vino
El tamaño, la forma, el pie, el diámetro del borde, y el cristal son elementos clave que definen el tipo de copa y afectan nuestra percepción del vino durante la cata.
Tamaño
Este elemento influye sobre todo en la calidad y la intensidad aromática. Las copas con un balón mediano irán bien para vinos jóvenes dónde se realizarán las notas frutales. Por otro lado, los vinos tintos reservas necesitan copas de mayor tamaño, dando lugar a que haya más espacio para oxigenarlos y así despertar aromas escondidos.
Forma
En primer lugar, la copa debe tener forma convexa o forma de tulipa cerrada. El borde debe inclinarse hacia el interior para canalizar los aromas y potenciarlos. Este elemento varía según la variedad de uva que se quiera catar. Si elegimos la forma adecuada de la copa potenciaremos los elementos positivos del vino (intensidad aromática, frescura...) y enmascaramos los negativos (taninos, alcohol...).
Tallo
Este elemento debe ser lo suficientemente largo como para sostener la copa sin tocar con la mano su balón. El calor de la mano con el balón de una copa de vino blanco afectará a su temperatura, calentando el vino muy rápidamente.
Diámetro del borde
Esta parte de la copa define la inclinación de la cabeza a la hora de ingerir el vino. La postura de ingestión del vino llevará a éste hacía una zona y otra de la lengua, dónde percibimos los sabores más importantes (dulce, ácido, salado y amargo). Por ejemplo, las copas con diámetro más ancho hacen que a la hora de ingerir el vino se incline la cabeza hacia delante. En cambio, las de diámetro más estrecho hacen que la inclinación de la cabeza sea hacia atrás.
Cristal
El grosor del cristal de la copa también afectará en la cata. El cristal fino e incoloro es el más conveniente, ya que ofrece una visión más nítida del color del vino y hace la sensación táctil entre el paladar y la copa mucho más grata.
FUENTE:
www.ibiza.vilavins.com